viernes, 22 de julio de 2011

Silence.

Miro fijo a la pantalla sin ver, con Thom Yorke susurrándome al oído. Tengo las manos frías y ya está oscuro. Me gustaría que digas algo, lo que sea, o que no digas nada pero estés acá. De repente siento tu tacto en el hombro pero es solo un mechón de pelo azul y turquesa que se cayó de ese intento de ponerle orden a mi cabeza (a la parte externa al menos). Tengo la boca seca después de tomar tres vasos de agua. Estoy desprotegida aunque me cuides desde lejos. Necesito una noche más envuelta en tu calor.

1 comentario:

Dieguito dijo...

Lo pongo una y otra vez, pero no me canso: "Las despedidas son de esos dolores dulces."
Ese abrazo predecesor a la ida de alguien querido, que te ejecuta tantas emociones y sentimientos mezclados, un poco de alegría por haberlx visto; incertidumbre de volverlx a ver; por qué no motivación para reencontrarse de nuevo; y sin duda alguna, tristeza