domingo, 30 de diciembre de 2012

Encontrarse a tomar algo con el pasado es bueno cada tanto pero creo que me había apresurado al aceptar la invitación esta vez.
- ¿Cómo te está tratando la vida?- me soltó él, indiferente, revolviendo la taza de café.- ¿Novedades?
Divagué un poco acerca del trabajo, los estudios, los amigos, todo tan inmutable y rutinario como siempre. Igual de desastroso que de costumbre pero mi actitud era optimista, o algo así quise darle a entender. Se quedó callado, miraba por la ventana, a las otras mesas, como siempre prestando atención a todo menos a mi. Que desagradable era a veces. Al fin largué un pensamiento que en mi cabeza sonaba genial pero después de decirlo me di cuenta de lo estúpido que era. Como siempre.
- Estuve un tiempo largo tratando de enseñarme a mi misma a ser un poco más distante y apática.
Levantó las cejas y me dedicó una de esas sonrisitas con aire de superioridad. Cerré los puños porque estaba a punto de tirarle con la taza para borrarle esa expresión que tenía. No lo hice pero no porque no tuviera ganas, sino porque estaba segura que si le tiraba con algo no lo iba a golpear y solo iba a tener que salir corriendo y llorando, avergonzada de por vida.
- ¿Y cómo te fue?
- ¡Horrible! ¿Me podría salir de otra forma?
- Tenés que endurecerte un poco más, nena, la vida es complicada.
Tuve que respirar profundamente y apretar más los puños.
- ¿Ese es todo tu consejo, oh sabio maestro? Al principio me encantaba que me trates así, aspiraba a ser tan fría y distante como vos, porque al parecer la gente bonita sin sentimientos se junta con gente bonita sin sentimientos y yo quería ser así también. Hiciste muy bien en dejarme, de verdad. Fue una mala mia creer que podría ayudarte a sentir algo. O que ibas a cambiar, que pelotuda grandota, creyendo que la gente va a cambiar. Seguro que te reíste mucho de mi. Pero ya fue, podés reirte todo lo que quieras. Soy una persona que siempre consigue malos resultados a pesar de tener buenas intenciones. Pero no puedo dejar de tener buenas intenciones.
- Ya vas a poder dejar de tenerlas, vas a ver como todos te decepcionan.
- ¿Estás excusándote con eso? ¿Tenés cinco años? Creí que yo era la que estaba mal, después que vos eras el del problema y ahora solo creo que el problema no es de ninguno, simplemente no somos lo que el otro quería.
- Me da igual esta charla, tenemos tantos temas entretenidos para hablar...
- A vos todo te da igual y a mi nada me da igual, vos sos un pelotudo y no me di cuenta a tiempo y yo soy una pelotuda y no te diste cuenta vos o sí, pero te daba paja pararme el carro. Sería muy tuyo. Sos muy cobarde y muy aburrido debajo de esa fachada que te armaste.
- Vos sos una pendeja hipersensible, no se qué carajo te vi.
Podría haberme quedado gritándole por horas pero me incomodaban las caras fijas en nuestra discusión. Dejé un par de billetes en la mesa y me fui, liviana pero con ganas de tirar una taza o incluso la mesa. Él se fue y no hablamos más pero yo se que le dolió. O eso espero. Tengo que dejar de esperar.

martes, 25 de diciembre de 2012

Esc

Si tuviera que irme de mi casa ya y emprender mi camino hacia la aventura, me llevaría un par de cuadernos, lápices y acuarelas, una o dos cámaras, un ukelele y las ganas de conocer. Me llevaría todos mis miedos en una bolsa para ir cambiándolos por cosas que me sean de más utilidad. También sería práctico tener un par de esperanzas de repuesto por si las gasto. Dieciocho años de sueños y una navaja suiza. Me voy a llevar mapas de todo el mundo porque nunca se sabe dónde puedo terminar, junto con una brújula y un montón de canciones de amor sin nombre para ir regalando por ahí. Me llevo los abrazos de mis amigos y un par de besos que vienen con promesas para cuando vuelva. Un libro de supervivencia básica, uno de navegación y muchas sonrisas. Diez vestidos, un pantalón, mi remera favorita, muchos pares de medias, un abrigo, un sombrero y un par de zapatillas que estén dispuestas a sobrevivir a todo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

(Sin asunto)


M:
Te escribo esto porque no me banco más andar cargando con todas estas cosas que me pasan. Me gustaría que no suene como si estuviera obsesionada con vos pero tampoco quiero que parezca algo serio y frío que tranquilamente podría haber escrito tu jefe. Estoy hasta las manos y me ayudaría un poco que me tires un centro, aunque sea una punta para ver qué carajo te pasa a vos, ¿viste? Se que probablemente no sientas mariposas ni esas ganas de vomitar que siento yo, tampoco pensás que cada cosa que decís en mi presencia es una total peloudez pero yo sí me siento así y no se, creí que era sano decirte eso. No me banco sentarme al lado tuyo en la oscuridad y distinguir tu sonrisa o esos ojos gigantes sin tener ganas de tirarme encima tuyo o gritar o algo de eso. Mejor la termino acá. Si te pasa algo, tirame una pista, yo ya te tiré mil! Y sino simplemente ignorás esto y no vuelvas a mencionarlo.

Con cariño,
ya sabés quién soy.

martes, 18 de diciembre de 2012

Gorda

Me da asco saber que si voy a bailar y aquel tipo no se quiere ir solo a su casa me va a buscar a mi, porque ''las gorditas están más desesperadas y entregamos más fácil que las lindas''
Es horrible la certeza de que ese tipo no se enamoraría de vos, o peor aún, lo haría y tendría verguenza porque claro, ¿cómo se enamoraría de alguien que a sus amigos le resulta desagradable? ¿Qué clase de ley antinatural es esa?
Es cansador que me recomienden ropa ''adecuada para mi cuerpo'' No, gracias, no tengo ganas de ponerme una carpa, quiero esta pollera corta y la remera ajustada, me entran y me las voy a poner. ¿Te da miedo mi grasa? ¿Te sentís amenazada porque estoy segura de mi misma? ¿O es que acaso te molesta ver a una persona segura de su cuerpo?
Me cansa escribir sobre esto y me cansa repetirlo. Me cansa que todos sean mis nutricionistas y médicos cuando estoy perfectamente bien. Ser gorda no es todo lo que soy, no me define. Nada externo me define. Soy un alma sin bordes que llega hasta más allá de lo que podés ver y por eso te agradecería que me dejes ser y pienses un poco menos en los envases en los que están las personas que te rodean y te concentres en mirar con un poco más de profundidad.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Tengo una quemadura en cada uno de los pocos milímetros que tu piel tocó la mía. Te pedí más, sin decirlo, y miraste para otro lado.
Brindo mil veces por vos y las millones de veces en las que no me tocaste para darme un poco de esa electricidad que traías con vos. Ahora se que era mejor que no te acercaras, porque el agua me estaba tapando y el agua y la electricidad no se llevan bien.
Ahora sí te dejo acercarte pero despacio y con la condición de que cada tanto me digas una o dos cosas sobre vos.
No le digas a nadie, voy a tratar de no decirle a nadie.
Ultimamente las cosas no me vienen saliendo nada bien y me gustaría conseguir lo que quiero, aunque sea una vez. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Piezas

Voy por calles que no son mías, duermo en una cama que no es la mía. Las lucecitas navideñas hoy no prenden: hay un corte de luz en toda la ciudad. Camino buscando algo conocido, igual que antes buscaba caminar y perderme. Mis amigos son extraños.
Todos los cuerpos son vos, todas las caras son vos, trato de despertarme y nada. Me sigo despertando y te encuentro en todas las caras y voces, aunque no lo quiera. Y no es que me hagas falta, sino que me sobran un montón de cosas que no se dónde poner.
Me miro al espejo y estoy yo, la única pieza que todavía sigue estando en su lugar cuando todo se dio vuelta soy yo. No se qué significa y ni siquiera se si me sirve de consuelo pero yo estoy acá.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Me gusta mirarte.

Es que no se, deben ser tus ojos. Tenés unos ojos marrones, gigantes, brillosos. Me cuesta mirarte en silencio, siento que sabés todos mis secretos. 
O capaz son dientes, me gustan mucho tus dientes. Me gustan porque sonreís poco pero muy bien. En realidad me gusta toda tu boca, aunque no la haya probado. Me gustaría probarla.
También me gusta tu voz, me enloquece escucharte hablar, podría estar horas así como estoy ahora, solo escuchándote.
Me gustan tus manos que no me animo a tocar.
Me gustan tus gustos.
Me gusta no querer nada con vos, saber que no me muero si no te veo y que vos no te morís sin mi. 
Me encanta saber que estás en otra y que nunca me vas a escribir algo así.

Me gusta mirarte.
Mirarte y nada más.