sábado, 30 de abril de 2011

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- En realidad me das lástima, ¿sabés? Solo sos una nena que busca atención, pretendés que no te importa nada y los dos sabemos que es mentira. Todas tus ideas, tu imagen, todo lo que sos grita el afecto que te falta. Sos muy infantil y tratás de esconderlo con sarcasmo y cigarrillos.
- No me importa lo que pienses- Ella soltó todo el humo del cigarrillo que fumaba en la cara de él-. Honestamente, no me importa.
- Pues no parece. A veces no podés sentir nada, ¿me equivoco? Querés llorar, querés sacarte todo lo que tenés adentro de una forma, pero en tu cara permanece una expresión vacía. Podría apostar que en este momento pensás en las cicatrices que escondés el alguna parte de tu cuerpo. Lo sé. Se que intimidás a la gente y mantenés a todos alejados, pero te morís por cualquier tipo de contacto con otro ser humano-Cada palabra era una puñalada. Cientos de puñaladas certeras y limpias en el cuerpo de ella-. ¿Estoy en lo cierto? Si, lo veo en tu cara.
- No me conocés, guardate la psicología barata.
Ella prendió otro cigarrillo, uno en una serie de quince o veinte seguidos. Y se fue así como llegó. Sin preguntas ni respuestas y con un dolor sin nombre ni dueño en el pecho.

viernes, 22 de abril de 2011

Soñé que moría.

Nunca un sueño me angustió tanto. Soñé con mi muerte antes, muchas veces, pero nunca me dolía. Ahora es distinto, en mi sueño luchaba por mantenerme despierta, sabía que me moría, que en cuanto cerrara los ojos se terminaba la historia.
No me dolía la muerte en si, sino tu sufrimiento. En el sueño, yo sabía que después de abandonar ese cuerpo nacería en otro, pero no toleraba dejarte. Porque pensaba que después iba a nacer en otro lado, siendo otra persona, sin jamás volverte a ver, ni escucharte. El abandonarte me hacía luchar contra una fuerza imparable, algo más poderoso que yo; una muerte inevitable. Me aferraba al ultimo hilo de vida que me quedaba, ya tenso. Pedía con lo que me quedaba de voz que alguien te trajera, por favor, no podía morirme sin tenerte enfrente mío, pero por otro lado no quería que me vieras asi.
La angustia era enorme, el dolor de no verte... Ahora mientras lo escribo se me llenan los ojos de lágrimas.
Y ahí entendí: No tengo miedo a la muerte, sino a no tener el tiempo para disfrutar todo lo que sos.
Cada minuto es precioso, cada día es el último.

lunes, 18 de abril de 2011

La hermosura y el dolor de la caida permanente.

Caer, es solo otra forma de volar, dicen por ahí.
La melancolía, la ausencia, la nostalgia, sentimientos fui entendiendo con el tiempo y aprendí a querer.
Una vez una persona muy sabia me dijo que con el tiempo y a medida que crecés, te van empezando a gustar las cosas agridulces, porque las comprendés de una forma distinta a como lo hacías cuando eras mas joven.
Entendés esa felicidad triste, ese nudo en la garganta y las lágrimas de miedo que se te acumulan mientras consolás a otra persona diciéndole va a estar todo bien, aunque no lo sepas en realidad.
Y a la vez sigo siendo una niña, entiendo la risa que pone fin a una pelea, el pequeño gesto que denota amor y más que nada, entiendo el no entender nada: el no saber el nombre de las cosas pero tampoco necesitarlo, el no medir con números.
Cada día que pasa, cada paso, cada decisión forma parte de tu historia, una historia que parece eterna, pero no lo es, así que es mejor que la disfrutes.
Ésta es tu vida, siempre estás cayendo, siempre estás volando. Disfrutá esa sensación de libertad que te da la caída, no te preocupes por el golpe, porque probablemente ni siquiera lo sientas.

jueves, 14 de abril de 2011

Désir.

En el cielo se mezclan el gris y el azul,
En el aire se siente la lluvia.
Corre una calidez por mis venas,
Batallando contra el aire frío y húmedo.
El único calor que me recorre es un anhelo, mi sangre es deseo,
Deseo de tu calor, tu respiración, tus manos en mi cintura.
Esa sensación aumenta la temperatura,
Hierve y se vuelve punzante, dolorosa.
Todo late y es rojo, descontrolado.
Ya no hay frío, solo silencio,
Una brisa helada me devuelve a la realidad.
Estoy sola otra vez, pero en realidad no estoy.
Todas mis células te aman, te desean, te extrañan,
Mi verdadero ser está con vos,
Lo que queda acá tirado en la cama es una cascara vacía.
Sos como la gravedad, pero mas poderoso.
Llevame con vos y no te pido más nada,
Solo que te quedes conmigo un día o dos,
Y si después tenés ganas, para siempre.
Tiemblo, pero no es frío ni miedo.
Es solo la certeza de que es posible para un corazón estar donde un cuerpo jamás estuvo.