domingo, 18 de septiembre de 2011

A veces repetís las mismas mentiras tantas veces que te las terminás creyendo. Siempre estás bien, creés en vos y te respetás. No se si me miento a mi misma o el tiempo me ayudó a ver que la mentira podría, con el tiempo, llegar a ser verdad.
Supongo que después de tantos años de decir que no me importaba, me dejó de importar.
Pero siempre vuelven esos demonios, que parecen tontos pero te hacen cuestionarte y destruirte tanto: ¿Por qué los otros chicos no jugaban conmigo? ¿Por qué siempre era la última elegida para formar equipos? ¿Por qué la gente fue, es y probablemente siga siendo tan cruel conmigo si nunca les hice nada? ¿Por qué me cuestan tanto las cosas simples? ¿Por qué siempre tengo esa sensación de no pertenecer? ¿Por qué nadie me habla? ¿Por qué tienen miedo de abrazarme? ¿Por qué si ahora todo está tan bien siempre mi cabeza quiere arruinarlo?
Hay tantas cositas pequeñas que se van sumando en esta montaña de basura que tengo que escalar mientras amenaza con derrumbarse encima mío. ¿Por qué?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Nena.

Suave, intoxicantemente dulce. Boca chica y rosa, brazos con marcas y ojos enormes. Joven, inalcanzable. La manzana más roja y ponzoñosa. Latidos acelerados, corazón delator. Caramelos de absenta. Voz de nena grande, piel de nieve, pelo de sombras. Manos manchadas de color. Nena tentadora, con gusto a peligro y revolución.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Keep running.

Aguantamos gritos terribles y silencios desgarradores. Entre cuatro paredes donde las cosas vuelan y los vidrios se rompen. Rezamos a algo en lo que no creemos para que venga volando y nos saque de acá. Todos los días nos cruzamos en la calle y nos miramos sin ver. Vos, el, ella, ellos, yo. Cada uno una historia esperando a salir a la luz. Violencia, destrucción, hogares rotos y un vacío sin nombre. Miles de caras, todos los días. Miles de personas con bocas que se callan y ojos que gritan. Solo necesitamos una palabra dulce, una mano para darnos un empujón y un abrazo, si no es mucho pedir. Necesitamos calidez, esa que nunca nos dieron. Y es que a veces algo que parece un detalle y no nos cuesta, puede salvar una vida. Vos, el, ella, ellos, yo. Todos anónimos hasta que nos damos a conocer.