lunes, 11 de marzo de 2013

Brindis

Brindo por las malas decisiones, por seguir acercándose cuando lo coherente sería salir corriendo en la dirección opuesta.
Brindo también por juntar todo lo que rompimos y levantarse. Por seguir, porque solo así funcionan las cosas.
Por los malos entendidos, los caprichos, los amores y todos los borrachos con el corazón roto que entienden de lo que hablo. Por que la resaca de mañana sea soportable.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Fea

No me viste venir, es obvio. Es que era justo lo contrario de lo que esperabas, más graciosa que vos, más fuerte, extremadamente torpe y para nada tu tipo. Vaya una a saber por qué decidiste darme una segunda mirada en vez de ignorarme. El tema es que lo hiciste. Pensás en lo que van a decir tus amigos. Que pasaste de una modelo 90-60-90 a el bicho este. Que vos podés conseguir algo más decente. Pero no entienden, no entienden nada. Las conversaciones sobre temas que a ella le aburrían y las cosas que no sabía hacer. Dejá, ¿qué importa? Dame un beso y que todas las otras se pongan verdes de la envidia y hagan una lista detallada de mis defectos. Que los cuenten, uno por uno, sin omitir detalles. Que hablen, la gente habla demasiado. Sonriamos a los prejuicios y a la superficialidad. Hasta a vos te sorprende haberte salido de tu moldecito y lo sabés. Felicitaciones, ahora entendés como funciona la cosa.
Yo soy la fea que te va a hacer ver las estrellas y estoy acá para cambiarte la vida, mucho gusto.

lunes, 18 de febrero de 2013

La Bailarina

Ella y su vestido corrieron y giraron por la terraza llena de gente y mesas con pasos torpes, sin premeditación alguna pero no perdidos. Porque hay gente que sabe que ninguno de sus pasos es en falso, por más que tengan su final en el piso. Entre las miradas curiosas y algunas sonrisas la bailarina seguía volando, al compás de una música que sonaba a lo lejos. Era una tarde de domingo en Buenos Aires, bien podría haber sido una escena en celuloide pero no. Era acá y ahora. Era una celebración. Lo se porque esa bailarina era yo. Y te celebraba a vos. Celebraba tu sonrisa y tus ojos divertidos mirándome dar vueltas y chocando contra las mesas. Tu sonrisa se merecía un carnaval entero en su honor, pero por ahora te ibas a tener que conformar con un baile improvisado. Celebraba este tiempo, este espacio, este momento. Porque estábamos vivos y en el mismo lugar. La musica se terminó, volví a volar para tu lado y seguimos caminando sin decir una palabra, como si nada hubiese pasado. 

martes, 12 de febrero de 2013

Flores

Margaritas, narcisos.
Atentamente voy a observar el camino de las raices por debajo de tu piel y recorrer las venas verdes con la punta de mis dedos.
Quiero que cada rincón de tu cuerpo florezca y se llene de colores.
Pensamientos, rosas.
Te voy a aliviar cada vez que una nueva flor te empiece a desgarrar la piel para salir a ver el sol.
Jazmines, pasionarias.

lunes, 11 de febrero de 2013

Ellas.

A la carga contra todo lo que soy otra vez, tratando de herir al espejo. No grito, no pateo, solo me limito al silencio y la mirada ausente. A la voz atrapada en la base de la garganta. Lo pienso una y mil veces y lo hago: Salto. La caída es eterna. Aterrizo con fuerza sobre algo blando. Dos cuerpos. Dos personas. Empiezo a reconocer las caras. ''¿Sos pelotuda vos?'' escucho que dice una de mis voces favoritas. ''¿Qué te pasa? ¿No ves que estamos acá?''
Me río con todas mis fuerzas y después lloro. Y me vuelvo a reir. Y nada es tan terrible como para volver a querer tirarme. Me prometo que no va a pasar nunca más. No se si lo puedo cumplir pero se que puedo intentar un poco más.
Nunca supe agradecer sino de esta forma, perdón.

domingo, 27 de enero de 2013

Naranjas Amargas

Vivo en el mismo barrio hace más de diez años. En frente de mi casa hay una escuela a la que fui hasta hace un par de años y toda mi cuadra está adornada por naranjos. En otoño, los naranjos florecen y el perfume inconfundible me llena los pulmones. El otoño tiene olor a azahar. En primavera empiezan a crecer las naranjas. Los últimos mediodías del año escolar eran siempre celebrados entre naranjas voladoras, vidrios rotos y vecinas enojadas. Fuera de esas guerras, nunca probé una de esas naranjas. Me vine a vivir acá a los cinco años y desde aquella primera vez que estiré la mano para sacar una naranja y una vecina me dijo ''ni se te ocurra probar eso, esas naranjas son amargas y no se comen'' jamás probé una. Hoy volvía a mi casa y mientras caminaba por la calle pateaba una naranja caída. La levanté y le hice un agujero las uñas para ver qué tan terrible podría ser. Olía como cualquier otra naranja, se veía como cualquier otra naranja pero el sabor era espantoso.
Se supone que acá es donde debería haber alguna metáfora, moraleja o reflexión sobre naranjas, personas y demás. Pero no es así, es solo el cuento corto de un recuerdo, sin dobles sentidos, sin vueltas, solo el relato de la degustación de una naranja amarga. Perdón.

martes, 22 de enero de 2013

Gusto Adquirido

Sos un montoncito de cigarrillos consumidos, ojos rojos e insomnio.
Sos un encuentro no planificado y lleno de sol.
Sos un nudo de palabras en la garganta y unas inmensas ganas de que me dejes llorar en tu hombro.
Sos una canción que no me termina de cerrar pero me encanta.
Sos una siesta en el medio de la mugre.
Sos una promesa de cambiar las cosas pero no ahora, no todavía.

viernes, 11 de enero de 2013

200 km/h

Voy a doscientos kilómetros por hora, las horas se vuelven segundos y se que en cualquier momento voy a chocar. Siento que el momento está cerca, estoy a punto de romperme la cabeza contra vos. Voy llegando y rezo a todos los dioses que conozco para romperme la menor cantidad de huesos posibles, aunque el desastre sea inminente. Pido no golpearme contra una pared, pido chocar contra tu cuerpo y que sean las dos cabezas las que se rompan, pido que por un momento seamos una masa homogénea de carne, sangre, sentimientos, dolores y malas experiencias. De ahí en adelante veremos cómo podemos curarnos mutuamente.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Encontrarse a tomar algo con el pasado es bueno cada tanto pero creo que me había apresurado al aceptar la invitación esta vez.
- ¿Cómo te está tratando la vida?- me soltó él, indiferente, revolviendo la taza de café.- ¿Novedades?
Divagué un poco acerca del trabajo, los estudios, los amigos, todo tan inmutable y rutinario como siempre. Igual de desastroso que de costumbre pero mi actitud era optimista, o algo así quise darle a entender. Se quedó callado, miraba por la ventana, a las otras mesas, como siempre prestando atención a todo menos a mi. Que desagradable era a veces. Al fin largué un pensamiento que en mi cabeza sonaba genial pero después de decirlo me di cuenta de lo estúpido que era. Como siempre.
- Estuve un tiempo largo tratando de enseñarme a mi misma a ser un poco más distante y apática.
Levantó las cejas y me dedicó una de esas sonrisitas con aire de superioridad. Cerré los puños porque estaba a punto de tirarle con la taza para borrarle esa expresión que tenía. No lo hice pero no porque no tuviera ganas, sino porque estaba segura que si le tiraba con algo no lo iba a golpear y solo iba a tener que salir corriendo y llorando, avergonzada de por vida.
- ¿Y cómo te fue?
- ¡Horrible! ¿Me podría salir de otra forma?
- Tenés que endurecerte un poco más, nena, la vida es complicada.
Tuve que respirar profundamente y apretar más los puños.
- ¿Ese es todo tu consejo, oh sabio maestro? Al principio me encantaba que me trates así, aspiraba a ser tan fría y distante como vos, porque al parecer la gente bonita sin sentimientos se junta con gente bonita sin sentimientos y yo quería ser así también. Hiciste muy bien en dejarme, de verdad. Fue una mala mia creer que podría ayudarte a sentir algo. O que ibas a cambiar, que pelotuda grandota, creyendo que la gente va a cambiar. Seguro que te reíste mucho de mi. Pero ya fue, podés reirte todo lo que quieras. Soy una persona que siempre consigue malos resultados a pesar de tener buenas intenciones. Pero no puedo dejar de tener buenas intenciones.
- Ya vas a poder dejar de tenerlas, vas a ver como todos te decepcionan.
- ¿Estás excusándote con eso? ¿Tenés cinco años? Creí que yo era la que estaba mal, después que vos eras el del problema y ahora solo creo que el problema no es de ninguno, simplemente no somos lo que el otro quería.
- Me da igual esta charla, tenemos tantos temas entretenidos para hablar...
- A vos todo te da igual y a mi nada me da igual, vos sos un pelotudo y no me di cuenta a tiempo y yo soy una pelotuda y no te diste cuenta vos o sí, pero te daba paja pararme el carro. Sería muy tuyo. Sos muy cobarde y muy aburrido debajo de esa fachada que te armaste.
- Vos sos una pendeja hipersensible, no se qué carajo te vi.
Podría haberme quedado gritándole por horas pero me incomodaban las caras fijas en nuestra discusión. Dejé un par de billetes en la mesa y me fui, liviana pero con ganas de tirar una taza o incluso la mesa. Él se fue y no hablamos más pero yo se que le dolió. O eso espero. Tengo que dejar de esperar.

martes, 25 de diciembre de 2012

Esc

Si tuviera que irme de mi casa ya y emprender mi camino hacia la aventura, me llevaría un par de cuadernos, lápices y acuarelas, una o dos cámaras, un ukelele y las ganas de conocer. Me llevaría todos mis miedos en una bolsa para ir cambiándolos por cosas que me sean de más utilidad. También sería práctico tener un par de esperanzas de repuesto por si las gasto. Dieciocho años de sueños y una navaja suiza. Me voy a llevar mapas de todo el mundo porque nunca se sabe dónde puedo terminar, junto con una brújula y un montón de canciones de amor sin nombre para ir regalando por ahí. Me llevo los abrazos de mis amigos y un par de besos que vienen con promesas para cuando vuelva. Un libro de supervivencia básica, uno de navegación y muchas sonrisas. Diez vestidos, un pantalón, mi remera favorita, muchos pares de medias, un abrigo, un sombrero y un par de zapatillas que estén dispuestas a sobrevivir a todo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

(Sin asunto)


M:
Te escribo esto porque no me banco más andar cargando con todas estas cosas que me pasan. Me gustaría que no suene como si estuviera obsesionada con vos pero tampoco quiero que parezca algo serio y frío que tranquilamente podría haber escrito tu jefe. Estoy hasta las manos y me ayudaría un poco que me tires un centro, aunque sea una punta para ver qué carajo te pasa a vos, ¿viste? Se que probablemente no sientas mariposas ni esas ganas de vomitar que siento yo, tampoco pensás que cada cosa que decís en mi presencia es una total peloudez pero yo sí me siento así y no se, creí que era sano decirte eso. No me banco sentarme al lado tuyo en la oscuridad y distinguir tu sonrisa o esos ojos gigantes sin tener ganas de tirarme encima tuyo o gritar o algo de eso. Mejor la termino acá. Si te pasa algo, tirame una pista, yo ya te tiré mil! Y sino simplemente ignorás esto y no vuelvas a mencionarlo.

Con cariño,
ya sabés quién soy.

martes, 18 de diciembre de 2012

Gorda

Me da asco saber que si voy a bailar y aquel tipo no se quiere ir solo a su casa me va a buscar a mi, porque ''las gorditas están más desesperadas y entregamos más fácil que las lindas''
Es horrible la certeza de que ese tipo no se enamoraría de vos, o peor aún, lo haría y tendría verguenza porque claro, ¿cómo se enamoraría de alguien que a sus amigos le resulta desagradable? ¿Qué clase de ley antinatural es esa?
Es cansador que me recomienden ropa ''adecuada para mi cuerpo'' No, gracias, no tengo ganas de ponerme una carpa, quiero esta pollera corta y la remera ajustada, me entran y me las voy a poner. ¿Te da miedo mi grasa? ¿Te sentís amenazada porque estoy segura de mi misma? ¿O es que acaso te molesta ver a una persona segura de su cuerpo?
Me cansa escribir sobre esto y me cansa repetirlo. Me cansa que todos sean mis nutricionistas y médicos cuando estoy perfectamente bien. Ser gorda no es todo lo que soy, no me define. Nada externo me define. Soy un alma sin bordes que llega hasta más allá de lo que podés ver y por eso te agradecería que me dejes ser y pienses un poco menos en los envases en los que están las personas que te rodean y te concentres en mirar con un poco más de profundidad.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Tengo una quemadura en cada uno de los pocos milímetros que tu piel tocó la mía. Te pedí más, sin decirlo, y miraste para otro lado.
Brindo mil veces por vos y las millones de veces en las que no me tocaste para darme un poco de esa electricidad que traías con vos. Ahora se que era mejor que no te acercaras, porque el agua me estaba tapando y el agua y la electricidad no se llevan bien.
Ahora sí te dejo acercarte pero despacio y con la condición de que cada tanto me digas una o dos cosas sobre vos.
No le digas a nadie, voy a tratar de no decirle a nadie.
Ultimamente las cosas no me vienen saliendo nada bien y me gustaría conseguir lo que quiero, aunque sea una vez.