martes, 7 de agosto de 2012

Chiaroscuro.

Tenebris.
¿No es eso hermosa esa falta de limitación que hay en la oscuridad? El miedo a la oscuridad es miedo a lo desconocido, a lo eterno, a lo interminable. Nos sentimos aplastados por ese vacío que parece infinito, aún entre cuatro paredes. Donde no hay luz, absolutamente nada de luz, las paredes caen,  todo desaparece en una nada donde quedamos solos con lo que somos. Los monstruos y las sombras no son más que justificativos. Todo es nuestra cabeza. Tenemos miedo a la libertad. Tenemos miedo a nosotros mismos y lo que somos capaces de pensar cuando nadie mira.
Lux.
De todas formas, si a mi me preguntan, deberíamos tener miedo a la luz. A ver donde está el límite. A ver que existe un universo que quizás tiene fin. Porque yo no tengo miedo a esas voces que me hablan en la penumbra, estoy más que acostumbrada a ellas. Pero la luz es mala, la luz revela esa supuesta realidad de las cosas. Tenemos tanto miedo de nosotros mismos que nos molesta encontrarnos con lo que realmente somos. Tenemos tanto miedo que necesitamos cargarnos el cerebro viendo cosas innecesarias. ¡Pero que cómodo es saber que hay paredes, suelo y techo! ¡Que comfortable sensación esa de ver que uno está encerrado!

1 comentario:

Rocío Blëur dijo...

Cuanta razón...
Muy profundo Jael, me encanta C: