viernes, 11 de enero de 2013
200 km/h
Voy a doscientos kilómetros por hora, las horas se vuelven segundos y se que en cualquier momento voy a chocar. Siento que el momento está cerca, estoy a punto de romperme la cabeza contra vos. Voy llegando y rezo a todos los dioses que conozco para romperme la menor cantidad de huesos posibles, aunque el desastre sea inminente. Pido no golpearme contra una pared, pido chocar contra tu cuerpo y que sean las dos cabezas las que se rompan, pido que por un momento seamos una masa homogénea de carne, sangre, sentimientos, dolores y malas experiencias. De ahí en adelante veremos cómo podemos curarnos mutuamente.
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