''Próxima estación: Acoyte.'' Dice la voz ausente de una mujer, o un robot, no estoy segura. ¿Te acordás del primer beso en Parque Rivadavia? ¡Cómo esperamos eso! Eramos tan chicos y nos queríamos tanto que ahora hasta me causa gracia. Es normal ponerse a pensar en el principio después del fin, creo.
Pasan las estaciones.
''Próxima estación: Plaza Miserere.'' Una noche de corridas en Once, escapando de no se qué o persiguiendo a no se qué cosa.
Alberti y después Pasco. Recuerdo el día en que te conté por vigésima vez la historia de la media estación pero vos ya no me escuchabas. Habías dejado de escuchar esa historia hace rato.
''Próxima estación: Congreso'' La voz metálica me rompe la cabeza, lo mismo con el ruido insoportable del subte mientras me voy acercando a un lugar en el que jugábamos a ser turistas, preguntábamos por calles que conocíamos de memoria y nos íbamos riendo. Pero eso dejó de divertirme y tu cara y tus actitudes también. No, no dejaron de divertirme, empecé a detestarte. Y vos sentías lo mismo, estoy segura. Podríamos haber terminado las cosas a tiempo y no dejar que todo se pudra. Qué costumbres de mierda tenés, por favor. Y qué pelotuda puedo ser cuando tengo ganas, eh.
Proxima estación: Ninguna, no hay próxima estación. Andate a la concha de tu madre.
Fin del recorrido.
2 comentarios:
¡Me encanta!
Te amé.
Publicar un comentario