En una feria americana de Ramos encontré un disfraz de jirafa y un buzo traído de Disney que tenía la cara de un ratón.
Juan Perez me ofrecía glamour de las épocas doradas y de las no tan doradas presentadas en forma de un abanico de lentejuelas de arcoiris.
En Morón estaba el camisón de una señora con insomnio, una camisa con manchas de pintura y un vestido que tenía ganas de contar una historia.
En el Parque Centenario encontré un saco con olor a vos. Tuve que comprarlo.En la Galería 5ta Avenida había tantos fantasmas que tuve que salir corriendo. No sin antes llevarme una pollera gris toda desteñida que me costó cinco pesos.
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