Hoy no quiero contar una historia. Hoy hablo de los que están detrás de las historias. Traté de conectar a todos estos hermosos seres, busqué características en común entre todos y me rompí la cabeza pensando en cómo explicar esto de una forma atractiva, aún sin saber con exactitud qué es esto que escribo ahora. No es un homenaje, no es una recomendación. Supongo que podríamos decir que es un agradecimiento. No hablo de escritores con muchos libros editados sobre cosas por las que no sienten pasión, gente que obtiene dinero de esto y eso es todo. Hablo de los que lo hacen solo por amor, porque sin escribir se ahogan. Hablo de los escritores de cigarrillo, café y cuaderno. De los de arrebatos de lágrimas y computadora. Los que tienen papelitos con ideas, los que guardan notitas en el celular y los que simplemente enfrentan el blanco y dejan fluir lo que sienten. Escribo esto y pienso en mucha gente. Me voy a encargar de que esto les llegue. Me inspiran y aspiro a alcanzarlos. Inspiro y aspiro. Respiro. Cada vez que alguno me cuenta cuánto le gusto algo que yo hice o cuando me piden ayuda, tengo una sensación indescriptible. Es ese ''vos entendés.'' Entendés esa idea que te sigue y te acosa hasta que por fin la vomitás en palabras inconexas en el primer papel que encontrás cuando ya no aguantás más el mareo de pensamientos. Esa certeza de saber que si no estás escribiendo o pensando en hacerlo, pasa algo.
Traté de encontrarles algo en común a estas personas y pensé y pensé hasta que vi sus ojos. El brillo de sus ojos. La mirada penetrante, sin reservas. Gritan melancolía y anhelo. Tratan de esconderlo, a veces. Pero yo lo veo.
domingo, 25 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
Acto último
No escribo sobre mi, porque soy aburrida. Escribo sobre cosas que pasan. A veces afuera de mi y a veces adentro. Yo soy un mero testigo de todo. Veo, escucho y anoto. Creo que debería ponerme en el reflector un poco más y dejar de ser espectadora de mi propia vida. Pero el pánico escenico suele ganarme. Yo siempre estoy en la primera fila, mirando con atención a los actores que vienen y se van. Y a veces no entiendo lo que veo, pero miro igual. Miro las obras de las vidas de los demás. Se mucho de ellos. Soy un testigo y debería moverme al escenario. Tengo que dejar de ver y empezar a actuar. Pero me da miedo que mi guión no sea tan bueno, me da miedo ser la villana. Más miedo aún me da ser la pobre protagonista que sufre toda la obra pero tiene un final feliz. Y no quiero que por llegar tarde, el momento de la caída del telón llegue pronto y me pierda el último acto. Y no quiero salir a saludar y agradecer.
martes, 20 de marzo de 2012
Humedad
Llovía tanto que no estoy segura de lo que vi. Pero te vi. Eras de gotas frías y tierra mojada. Eras de estrellas escondidas y te reíste. Y me reí de cuerpo y alma porque tu risa era contagiosa. Me estaba helando pero la vista era tan hermosa que no podía distraerme con algo tan intrascendente como lo era mi propio cuerpo. Estiré la mano pero al tocarte me arrepentí de haberlo hecho porque eras casi incorpóreo. Igual me reí y te reiste porque estabas ahí y yo estaba ahí también. ¿Te soñé? No, te vi, yo se que sí. Dejó de llover y floreciste, tu cuerpo de gotas y tierra se llenó de hojitas hasta que te volviste completamente verde. Eras de estrellas brillantes, de noche despejada. Te reías y me hiciste reir hasta llover. Me llené los pulmones de aire mojado y sentí flores azules creciendo desde el interior, abriéndose paso entre mis costillas, perforando la superficie de mi piel. No me dolió, había ramitas rojas, flores azules y brillo pálido. El cielo se empezaba a teñir de naranja, así que empezaste a correr y te seguí. Nos caimos entre risas, lluvia, naranjas, rosas, celestes y grises. Nos convertimos en uno solo de verde, marrón, azul y rojo. Volvimos a correr y de repente, volamos.
jueves, 15 de marzo de 2012
Carta abierta al que se quiera ir
¿Quién soy? Es intrascendente,
cosa que es bastante triste pero no por eso deja de ser cierta. Quizás en algún
momento te cuente quién soy. Pero por ahora soy todo lo que puedas imaginar:
Soy ese chico que viste hoy en el colectivo con la mirada perdida y los ojos
llorosos, soy esa otra nena que anda cargando un bebé, soy alguien que está
pensando en su nota suicida, soy la que llora de la risa aún cuando todo esté
para la mierda, soy ese que anda buscando un lugar donde vivir porque lo acaban
de echar de casa. Incluso soy vos, aunque sea en parte. ¿Te mirás al espejo?
¿Qué sentís cuando lo hacés? Yo a veces no me reconozco, a veces no entiendo
que esa es mi cara, que esos ojos brillantes son los míos que me miran
fijamente desde otra dimensión. Y quizás es porque no soy yo. Porque yo no soy
una sola cara. No soy una sola persona. A lo mejor estoy hablando de una forma
muy vaga y no pretendo que entiendas todo lo que te digo pero sí, que entiendas
la idea general y que alguno de los sentimientos que te voy a contar, los
sientas propios. A lo mejor les ponés otro nombre, pero son esos, vos los
entendés. Porque somos chicos y si entre nosotros no nos entendemos, no se qué
carajo estamos haciendo mal. Voy a empezar por algo simple y quizás no tanto.
Dicen que el miedo es un sentimiento que te paraliza, pero yo no creo que
siempre sea así, para mi tiene mil caras. A veces el miedo te hace reaccionar
de formas que no esperabas. ¿Te encontraste haciendo algo que no querías porque
creíste que estaba mal no hacerlo? ¿Alguna vez le hiciste mal a una persona que
amás con todo tu corazón y después no te pudiste olvidar de eso? ¿Sentiste que
no querías salir a la calle? Yo sí y vos a lo mejor también. ¿Creíste que
estabas volando de felicidad en algún momento? ¿Sentiste que nunca iba a
terminar y después te decepcionaste cuando terminó? Pasa, pasa. ¿Entendés de
melancolía y nostalgia? Sí, sí, yo se que sí. Yo se que conocés esa tristeza
feliz. Ese flashback mágico de corridas, risas, llantos, gritos, amaneceres,
atardeceres y noches. Eternidad. Juventud. Perdés la noción del tiempo y de
repente llegaste acá. No sabés como. Y creo que nadie lo sabe en realidad. Y
tampoco sabés lo que se viene, pero no importa, porque no tenés ganas de que
llegue mañana y a la vez sí. A veces no tenés fuerza para levantarte, y está
bien, es normal. Y a veces querés que todo termine, lo deseás de corazón pero
tenés miedo. Y eso es normal, también. Yo solo quiero que sepas que yo sentí
eso, y mucha otra gente también. Y no tenés que dejarte hundir, no te dejes
ahogar, no dejes que los demás ganen. Acordate que también soy vos, en parte, y
yo quiero estar acá. ¿Por qué quiero estar acá? Y… mirá, se que hay muchas
cosas muy feas, se que a veces parece que no hay esperanza. Y que cuando estás
en el último subsuelo (porque a veces uno va más abajo del fondo), es jodido
ver la luz. Y sí, no te voy a mentir, a veces no hay luz. A veces parece que
nadie te va a esperar o extrañar. Pero sí. No te vayas, siempre voy a estar yo,
prendiendo una vela por toda la gente que elije irse, aún cuando son
desconocidos. Pero no nos vayamos de tema, ¿por qué quiero estar acá? Porque yo
me lo gané. Y vos también. Dale, esperá un poco. No te prometo que de la noche
a la mañana las cosas van a cambiar. ¿Alguna vez fuiste feliz? Agarrate de eso,
y pensá que va a volver, porque va a volver, porque todos volvemos a ser
felices en algún momento. Yo te cuento estas cosas, porque sobreviví y siempre
quise que alguien me dijera cosas como estas. No dejes que el mundo se lleve lo
que sos. Por que sos una persona hermosa, no un error. No quiero sonar como un
libro de autoayuda pero yo se que a lo mejor necesitabas leer algo de esto.
Recordá las cosas buenas y aspirá a nuevas experiencias, recordá las cosas
malas para no volver a cometer los mismos errores. Y sino tenés recuerdos
buenos, llamame que te invito a caminar por ahí y vemos qué onda. ¿No me creés?
¿Tenés miedo? Dale, yo también estoy sola. Si estás leyendo esto, no dudes en
hablarme porque quiero ayudarte, dentro de lo que pueda. En fin, no se bien
quién soy, así que no puedo contarte mucho sobre eso. Yo tampoco se quién sos.
Pero sabés que compartimos experiencias. Yo con vos, con él, con ella, con
todos. Recordá que todas esas personas que ves todos los días están luchando. Querelas
o aunque sea tratalas bien. Si ellos te hacen mal, entendelos, al menos. Y no
dejes que te saquen las ganas de hacer cosas, las de soñar y de vivir.
Te quiero, che. Espero poder
abrazarte algún día.
lunes, 5 de marzo de 2012
Peregrinos
Es re loco pensar que pasó casi un año desde aquel día que fue entre fatídico y mágico. Corté, fui al hospital a visitar a mi bisabuela, vos estabas un poco preocupado por tu mamá y la muerte de tu abuelo. Era un día de mierda, pero no se, llegué a casa, hablamos, y cuando me lo dijiste me temblaban las piernas. Ni lo tuve que pensar, porque era lo que más quería en ese entonces, y es lo que más quiero ahora. Veníamos de viajes largos, peregrinando y buscando algo en lo que creer. Creo que ese día terminaron nuestros viajes individuales y arrancamos otro, más grande que nosotros, uno hacia la grandeza, hacia el infinito. Aunque los dos sabíamos que era difícil viajar de a dos estando tan lejos, lo intentamos. De esos trescientos sesenta y cinco días, volamos juntos menos de cincuenta. Me desperté con vos, lloré, lloraste, nos reímos, de hecho creo que me reí más en este tiempo que durante el resto de mi vida. Esperimentamos, nos dormimos juntos, aunque generalmente yo primero. Entendí lo que era estar en paz, entendí que tenía que dejar entrar a la gente, de vez en cuando, aprendí mucho de vos, no puedo enumerar todo. Escribir y llorar, extrañarte todo el tiempo, tu cara cuando nos volvemos a encontrar. Estoy muy orgullosa de vos, de todo lo que pasaste. Yo sé que antes de conocernos, rogabas porque alguien aparezca y te saque de toda esa mierda, alguien para amar, cuidar y compartir todo. Yo pedía por lo mismo. Buscamos, te dije que a lo mejor el amor estaba cerca, pidiendo por lo bajo que te dieras cuenta de lo mucho que quería estar con vos y que cerca no significaba a la vuelta de tu casa, sino del otro lado de la pantalla.
Siempre nos amamos, de lejos, sin vernos, pero siempre nos amamos, desde chiquitos. Tardamos en conocernos, pero ahora ya pasó, todo lo malo que nos dejó agonizando, ya está.
Siempre nos amamos, de lejos, sin vernos, pero siempre nos amamos, desde chiquitos. Tardamos en conocernos, pero ahora ya pasó, todo lo malo que nos dejó agonizando, ya está.
domingo, 4 de marzo de 2012
Charla con un desconocido
Parada de algún colectivo, no se qué día ni a que hora. Las palabras me salieron sin pensar.
- ¿Tenés fuego?
- No, disculpame.
- No importa, igual yo no tenía cigarrillos. Quería empezar la conversación de alguna forma.
- ¿Y si te hubiese dicho que tenía fuego?
- Te hubiese dicho que se me habían ido las ganas de fumar. Soñé mucho con vos. Se que no tiene sentido, porque ni te conozco y eso, pero bueno, sueño bastante seguido con tu cara que no es tu cara. En realidad no sueño con vos, no te la creas. Sueño con cosas que me sugieren cosas que escondidas te tienen a vos. De alguna forma, no se. Se que te veo y te escucho, aún sin haberte visto o escuchado jamás. No importa igual, probablemente no tenga sentido. No, me escucho y no lo tiene. Bueno, así son los sueños, ¿viste? ¿Soñaste alguna vez con un desconocido? ¿Soñaste alguna vez conmigo? Bueno, ahí viene mi colectivo, chau.
- Eh, chau.
- ¿Tenés fuego?
- No, disculpame.
- No importa, igual yo no tenía cigarrillos. Quería empezar la conversación de alguna forma.
- ¿Y si te hubiese dicho que tenía fuego?
- Te hubiese dicho que se me habían ido las ganas de fumar. Soñé mucho con vos. Se que no tiene sentido, porque ni te conozco y eso, pero bueno, sueño bastante seguido con tu cara que no es tu cara. En realidad no sueño con vos, no te la creas. Sueño con cosas que me sugieren cosas que escondidas te tienen a vos. De alguna forma, no se. Se que te veo y te escucho, aún sin haberte visto o escuchado jamás. No importa igual, probablemente no tenga sentido. No, me escucho y no lo tiene. Bueno, así son los sueños, ¿viste? ¿Soñaste alguna vez con un desconocido? ¿Soñaste alguna vez conmigo? Bueno, ahí viene mi colectivo, chau.
- Eh, chau.
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