sábado, 30 de abril de 2011

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- En realidad me das lástima, ¿sabés? Solo sos una nena que busca atención, pretendés que no te importa nada y los dos sabemos que es mentira. Todas tus ideas, tu imagen, todo lo que sos grita el afecto que te falta. Sos muy infantil y tratás de esconderlo con sarcasmo y cigarrillos.
- No me importa lo que pienses- Ella soltó todo el humo del cigarrillo que fumaba en la cara de él-. Honestamente, no me importa.
- Pues no parece. A veces no podés sentir nada, ¿me equivoco? Querés llorar, querés sacarte todo lo que tenés adentro de una forma, pero en tu cara permanece una expresión vacía. Podría apostar que en este momento pensás en las cicatrices que escondés el alguna parte de tu cuerpo. Lo sé. Se que intimidás a la gente y mantenés a todos alejados, pero te morís por cualquier tipo de contacto con otro ser humano-Cada palabra era una puñalada. Cientos de puñaladas certeras y limpias en el cuerpo de ella-. ¿Estoy en lo cierto? Si, lo veo en tu cara.
- No me conocés, guardate la psicología barata.
Ella prendió otro cigarrillo, uno en una serie de quince o veinte seguidos. Y se fue así como llegó. Sin preguntas ni respuestas y con un dolor sin nombre ni dueño en el pecho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me sentí espantosamente identificada.
asf pero me gusta como escribís.